Fáciles de hacer, caseras, con aceite y sin mantequilla y leche, es decir, ideales para los intolerantes a la lactosa. Y encima están riquísimas, ¿qué más se puede pedir?
- 4 Huevos
- 200 gr. Azúcar
- Una pizca de Sal
- 200 ml. Aceite de girasol o de oliva suave
- 1 sobre de Levadura en polvo
- 270 gr. Harina repostería
- Ralladura de 1 Limón
PREPARACIÓN
1) Separamos las claras de las yemas de los huevos. Ayudados de unas varillas, si son eléctricas mucho mejor pues nos ahorrará trabajo, batimos las yemas con el azúcar en un bol alto y grande, para que nos quepa todo y evitar salpicaduras. En otro bol aparte montamos las claras con una pizca de sal. El batido independiente hará que las magdalenas salgan más esponjosas.
2) Ahora unimos claras y yemas. Añadimos el aceite y batimos ligeramente. Posteriormente, y sin dejar de remover, vamos agregando la levadura y la harina, preferiblemente tamizada... averigua por qué. Por último incorpora la ralladura de limón y remueve.
Antes de meter a hornear espolvorea con unos pellizcos de azúcar el centro de las magdalenas, le dará una apariencia más atractiva y casera. Bajas la temperatura del horno a 200ºC, las introduces y allí las dejas hasta que vayan subiendo y queden doraditas. Estarán en unos 10 minutos.
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